¡Que No Te Coma el Negocio!
- Alejandro Verlage
- 17 abr
- 2 Min. de lectura

En la industria gastronómica, es fácil dejarse seducir por el romanticismo de la cocina: la inspiración creativa, el sonido del sartén al fuego, el aroma que se escapa del horno, la satisfacción de un cliente feliz. Pero tras ese velo encantador, existe otra realidad, más cruda, menos glamurosa y mucho más exigente: la del negocio.
Pocos lo dicen al comenzar, pero el talento culinario por sí solo no sostiene un restaurante, ni un servicio de catering, ni una dark kitchen. De hecho, son muchos los proyectos gastronómicos que naufragan no por falta de sabor, sino por exceso de improvisación, desorden administrativo o un divorcio completo entre cocina y estrategia. Porque sí, también se vale decirlo: el talento mal gestionado se vuelve un lastre.
"¡Que no te coma el negocio!" no es una frase para asustar. Es una advertencia lúcida. Porque el negocio devora al que no lo entiende. Se come la pasión, el tiempo, la salud, el dinero y hasta las relaciones personales. Se traga enteros a quienes creen que con cocinar rico basta. Y cuando uno despierta, muchas veces ya es tarde: las cuentas no dan, el equipo no funciona, y el cliente se ha ido buscando una experiencia que no supimos construir más allá del plato.
Emprender en gastronomía requiere más que amor a la cocina. Requiere visión, estructura y constancia. Requiere pensar en costeos, en diseño de procesos, en experiencia del comensal, en rentabilidad. Requiere aprender a delegar, a formar equipos, a comunicar y, sobre todo, a sostenerse en medio del caos. Porque esta industria no perdona la ingenuidad, pero sí recompensa la preparación.
Por eso, es momento de cambiar la narrativa. No más chefs quebrados. No más emprendedores ahogados en su propio restaurante. No más sueños devorados por una mala gestión. Si vamos a estar en esta industria, que sea para liderarla con inteligencia, no para sobrevivirla con resignación.
Así que abramos los ojos, afilemos el lápiz, ordenemos la cocina y repensemos el negocio. Que no te coma. Comételo tú, con estrategia, con estructura y con visión.
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